sábado, 10 de enero de 2015

Sábado-Alfonsina Storni

Me levanté temprano y anduve descalza
Por los corredores: bajé a los jardines
Y besé las plantas
Absorbí los vahos limpios de la tierra,
Tirada en la grama;
Me bañé en la fuente que verdes achiras
Circundan. Más tarde, mojados de agua
Peiné mis cabellos. Perfumé las manos
Con zumo oloroso de diamelas. Garzas
Quisquillosas, finas,
De mi falda hurtaron doradas migajas.
Luego puse traje de clarín más leve
Que la misma gasa.
De un salto ligero llevé hasta el vestíbulo
Mi sillón de paja.
Fijos en la verja mis ojos quedaron,
Fijos en la verja.
El reloj me dijo: diez de la mañana.
Adentro un sonido de loza y cristales:
Comedor en sombra; manos que aprestaban
Manteles.
Afuera, sol como no he visto
Sobre el mármol blanco de la escalinata.
Fijos en la verja siguieron mis ojos,
Fijos. Te esperaba.





Bueno, no hay nada que decir. Hoy es sábado.

jueves, 1 de enero de 2015

Sin ti

Sin estómago, sin corazón, sin mano derecha, sin sol, sin nubes, sin estrellas. 
Te extraño tanto.
Me dueles. Me duele. Me duele esta noche. 
Tu ausencia me bloquea la vía aérea, 
Inhalo tu recuerdo y al exhalar me ahogo de nostalgia.

Cierro los ojos y te siento cerca
Tu lengua húmeda y tibia sobre la mía 
En una danza rugosa de papilas gustativas 
Todavía siento el calor de tu aliento
El tacto de tus pestañas en mi mejilla 
Tus manos buscando las mías bajo la almohada 
Tu dolor. Mi dolor. Nuestra angustia por prolongar el momento.
El infierno y el cielo en un mismo lugar.
Todavía siento la humedad en mi muslo 
El temblor de tu pecho, del mío.
Mi vientre resbaloso y anhelante.

Todavía, algunas veces, veo venir a la mañana amarilla 
Siento mis dedos levantarse para rascar tu espalda 
Siento aproximarse el chiste matutino
La pregunta necesaria ¿qué desayunamos?
Todavía veo clara la hora en el reloj de la mesita,
Y los minutos pasar entre besos hambrientos.
Todavía, algunas veces, siento que camino a tu lado
Que pisamos los cuadros del empedrado juntos
Que alimentamos mariposas 
Que comemos rosas, romero y vainilla. 

Todavía y casi siempre me lamento. Me haces falta. Me quitas tanto que me dejas ciega, 
me taladras la cabeza, la pierna, las tripas.
Me dejas sin cena, sin desayuno,
Sin tardes anaranjadas, sin nieves azules, sin canto.
Me dejas sin baile, sin reloj, sin esperas ansiosas,
sin el año viejo, sin el terciopelo de tu espalda,
sin tu amor diciendo buenos días.

Me quedo con un nudo en la garganta y más abajo,
Con diarrea emocional, 
Con una almohada que no me reconforta,
Que no dice hasta mañana.
Me quedo dudando si mañana estaré curada, 
Si el ladrido lejano es una eficiente medicina
Si en la noche, en el cansancio, en el agua salada 
Sanaré de esta enfermedad. 
Son tal altas las olas de este mar.


Matus.