lunes, 30 de mayo de 2016

Tú, que viajaste entre pestañas desconocidas, para hacerme sentir mariposas.

Ven a mis días como viniste a mi sueño,
ven a mis noches.
Dime que la angustia por amarme 
es muy grande;
cálmala con un beso...
Ven a mí con tu lengua suave,
viaja a mi estómago,
inúndalo.
camina conmigo en silencio,
termina de llenar mis domingos.
Ponle tu nombre al vacío.
Ven a mis días, 
como has venido a mi sueño.
Me quiero porque con mi tacto 
soy capaz de expander mi cama hasta la vía láctea 
y beber de ella.

Me quiero porque a través de la yema de mis dedos
el humo de un cigarro
se convierte en una nube de algodón
en la que duermo fresca y plácidamente.

Me quiero porque me doy
lo que nadie puede darme.

Me amo porque me disfruto tal cual soy:
piel, pelo, sangre, grandeza,
humedad que florece...

Soy un diente de león que mi caricia destruye
y convierte en polvo de estrella.