lunes, 20 de junio de 2016

reflexiones sobre la locura.



La locura no te hace especial, te hace humano. Hay niveles: locuras superfluas y locuras profundas. La superflua es la que uno se cuelga en el pecho, diciendo aquí y allá: yo soy así. La locura superflua se cura con medicinas. La profunda, en cambio, se inserta en las vísceras, se acomoda a la perfección en nuestras células. La locura profunda, es explosiva, es bella. Fluye y cambia. Adopta formas, a veces de cuento, de luna hermosa y limpia, de amor, de alegría incomprensible, de pájaro azul en invierno helado. La locura profunda hay que mantenerla profunda, no se anuncia ni se cura: se entierra. Se vuelve persona, se incrusta a nuestro nombre, se disfraza de calma, y como el pájaro azul de Bukowski, viene a veces en la noche y se posa en la orilla de la cama mientras brilla, con un brillo oscurísimamente excelso, para acompañarnos a dormir.

Búsqueda

Te busco a diario.
A veces, sin darme cuenta
en un libro
en un destino
te busco. 
En otra boca
en otra cara
en otra voz
en otro sexo
te busco.
En mis sueños
te busco.
Para borrar tu recuerdo 
o remediar lo irremediable
te busco.
Aunque me resisto
te busco.
Para hablarte
para que me conozcas
te busco.
Para decir todo lo que no dije,
para dejar de temer lo que temí
te busco.
Para aceptar la finitud
te busco.
Te busco tanto que no apareces.
Ven a mí con otro rostro
encarnado en otro amor.

La noche del domingo.

Silencio
música, risa, uñas azules, 
deseos que se meten a mi estómago y 
viajan por mi cuerpo.
Humedad y soledad
ensoñaciones
sed de contacto.
Extraño tocar,
deslizar mis dedos sobre una piel desconocida,
sentir unos labios nuevos,
entregar mi lengua a otra boca.
La asfixia.

No sé escribir
últimamente no sé escribir
no encuentro algo que le dé sentido a la letra
la levedad me atormenta.
Los domingos busco el caos, 
pero no quiero escribir sobre el caos.

cómo desaprendo a escribir sobre ti.

Cómo aprendo a escribir sobre otras cosas que no seas tú,
en tus múltiples dimensiones. 
Tú, amor
tú, desamor
tú, partida
tú, un  poco de odio 
y un poco de gracias.

viaje ácido

Hoy me viví libre
me supe montaña, árbol,
cielo, espacio, sonido y ausencia del mismo.
Me sentí geométrica,
componente del mandala universal.
Hoy retiré el yo y fui solo existencia.
Sin dolor, sin alegría, sin apegos,
solo calma...
Hoy un delicioso escalofrío,
recorrió hasta la fibra más olvidada de mi ser.
Me puse unos lentes de renuncia al patriarcado,
y desde esa óptica pude ver
toda clase de seres rendirse ante el romanticismo.
Hoy comprendí que soy un punto en la historia:
en mi historia,
en la biografía de quienes amo y me aman.
Hoy canté y bailé,
canciones de amor,
sabiendo que en realidad, eso no puede ser amor.
Hoy reí muchísimo,
hasta llorar.
Me declaré afortunada por vivir en tiempos de Bjork
y cantar violently happy.
Hoy celebré el amor y la familia,
el cariño que se transforma a mi ritmo.
La almohada cuando llegué a mi casa,
mi cobija calientita,
mis neuronas haciendo mágicas sinapsis.
Hoy sé que ponerle un nombre a lo que pasa,
es un intento imposible de perpetuidad.
Hoy me recubre el calor de Virginia Woolf,
de Foucault (a quien todavía no termino de entender).
Hoy me revisten canciones, recuerdos, una mano amiga,
miradas con las que me alegro haber cruzado,
magnitudes inconmensurables de soma.
Viendo las imágenes del movimiento social en Oaxaca, llegan a mi mente recuerdos de la niñez. De mí acompañando a mis padres en las marchas, en el plantón. Imágenes de días y noches en el zócalo de la ciudad. Nunca me pareció una huevada, ni una vergüenza, todo lo contrario. La hora de dormir era una aventura, y me fascinaba que durante el pase de lista alguien decía "Patita" y yo respondía, presente. Me gustaba estar ahí, con otros niños y niñas, siendo parte de alguna forma. Mi momento favorito era la hora de cantar. Me recuerdo con el puño infantil levantado, recitando junto a todxs: venceremos, venceremos, mil cadenas habrá que romper, venceremos, venceremos, al Estado sabremos vencer. Yo no sabía entonces el significado, pero ahora ya lo sé y por eso levanto mi puño adulto para cantar: venceremos, venceremos, mil cadenas habrá que romper, venceremos, venceremos, al Estado sabremos vencer.

Sobre mi tierra no hay luna de fresa.
Hay lágrimas
muerte
injusticia
Sangre que la lluvia no puede limpiar. 
Mientras los poderosos duermen,
El pueblo convierte la rabia en acción.
Con letras, canto, barricadas.
Sin descanso.
Tapizando las paredes con los nombres de los caídos. 
Con nuestra memoria,
con nuestro saber,
de todas las formas posibles, 
venceremos.

lunes, 13 de junio de 2016